Muchas organizaciones creen que con implementar controles de seguridad ya tienen cubierto el riesgo. Sin embargo, la realidad es más compleja: los riesgos evolucionan, las amenazas cambian y los controles pueden perder eficacia con el tiempo. El desafío real no está en tener controles, sino en asegurar que realmente funcionan, que reducen los riesgos esperados y que continúan siendo relevantes frente a nuevos escenarios.
Es a partir de lo anterior, que la norma ISO 27002 se ha convertido en una guía clave para establecer, mantener y evaluar la efectividad de los controles dentro de un Sistema de Gestión de Seguridad de la Información (SGSI). Pero ¿cómo saber si esos controles están cumpliendo con su función? ¿Y qué se necesita para mantenerlos efectivos a lo largo del tiempo?
¿Qué implica que un control funcione correctamente?
Un control de seguridad no se limita a ser una política, un software o un procedimiento. Su verdadera eficacia radica en que reduzca los riesgos de manera tangible, sea comprendido y utilizado por las personas adecuadas, y cuente con mecanismos de monitoreo, revisión y mejora continua.
Un control que “funciona” no solo existe en papel. Se traduce en acciones diarias, comportamientos conscientes y resultados medibles. Por ejemplo, un control de acceso puede parecer efectivo si bloquea usuarios no autorizados, pero si el personal comparte contraseñas o ignoran las políticas, el control deja de cumplir su propósito.
Garantizar su funcionamiento implica revisar constantemente si los resultados obtenidos coinciden con los objetivos para los cuales fue diseñado.
Rol de la ISO 27002 en la implementación y verificación de controles
La ISO 27002 proporciona las mejores prácticas y atributos necesarios para implementar y evaluar los controles definidos en la ISO 27001, norma que establece los requisitos para un SGSI. Mientras la ISO 27001 define el “qué” debe hacerse, la ISO 27002 detalla el “cómo” hacerlo de forma eficaz.
Esta norma ofrece un marco estructurado que permite a las organizaciones:
- Seleccionar controles adecuados según sus riesgos reales.
- Establecer criterios de evaluación basados en evidencias objetivas.
- Implementar mecanismos de verificación y mejora continua.
Gracias a esta relación, la ISO 27002 se convierte en una herramienta indispensable para garantizar que los controles no solo existen, sino que son efectivos, medibles y alineados con los objetivos de seguridad.
Puedes conocer más sobre las diferencias entre ambas normas en este artículo: ISO 27002: diferencias con ISO 27001
Métodos para comprobar la eficacia de los controles de seguridad de la información
Verificar que los controles funcionan no se trata de intuición, sino de evaluación sistemática. Existen distintas formas de hacerlo, y cada una aporta una perspectiva complementaria:
1. Auditorías internas y externas
Las auditorías permiten validar la eficacia de los controles frente a los objetivos establecidos. En una auditoría interna, el equipo propio revisa los procedimientos y resultados. En una externa, un tercero independiente ofrece una visión imparcial sobre la madurez del sistema y el cumplimiento normativo.
2. Pruebas técnicas
Los pentests (pruebas de penetración), las revisiones de configuración y las simulaciones de incidentes son prácticas esenciales para comprobar la robustez técnica de los controles. Estas pruebas ayudan a detectar vulnerabilidades reales y verificar si las defensas actúan como se espera.
3. Indicadores y métricas
La medición objetiva es clave. Los KPI (Indicadores Clave de Desempeño) y KRI (Indicadores Clave de Riesgo) permiten visualizar si los controles aportan resultados concretos. Algunos ejemplos:
- Número de incidentes detectados o prevenidos.
- Tiempo promedio de respuesta ante incidentes.
- Nivel de cumplimiento de políticas y procedimientos.
Estos indicadores ayudan a las organizaciones a tomar decisiones basadas en datos y priorizar mejoras donde realmente se necesitan.
4. Revisión post-incidente
Cada incidente de seguridad representa una oportunidad para aprender. Analizar qué falló, si el control fue insuficiente o si no se aplicó correctamente, permite fortalecer los mecanismos existentes y evitar recurrencias.
Factores humanos y organizacionales
La efectividad de los controles no depende únicamente de la tecnología. Las personas y los procesos son igual de importantes. Un excelente sistema puede fracasar si no existe compromiso humano.
Conciencia del personal
Un control solo es efectivo si quienes lo ejecutan lo comprenden. La concientización y capacitación continua son esenciales para que el personal sepa qué hacer, por qué hacerlo y cómo mantener la seguridad en su entorno laboral.
Liderazgo y cultura
El liderazgo debe fomentar una cultura de seguridad donde la protección de la información sea un valor compartido, no una obligación impuesta. Cuando la alta dirección se involucra, los controles adquieren sentido práctico y sostenibilidad.
Comunicación
Una comunicación clara, transparente y constante ayuda a que los controles se entiendan, se reporten correctamente los incidentes y se promueva la mejora continua.
En definitiva, los factores humanos son el eslabón que convierte los controles en comportamientos cotidianos y no en simples documentos.
Cómo la formación en ISO 27002 ayuda a garantizar la eficacia
La capacitación en ISO 27002 permite a los profesionales comprender no solo qué controles implementar, sino por qué son necesarios y cómo medir su efectividad.
Una especialista formado en esta norma puede:
- Aplicar criterios objetivos para evaluar la eficacia de los controles.
- Adoptar buenas prácticas internacionales para vincular los controles con los riesgos reales del negocio.
- Utilizar metodologías de validación y mejora continua reconocidas globalmente.
- Optimizar la inversión en seguridad, enfocándola en lo que realmente reduce el riesgo.
Este conocimiento convierte la seguridad en un proceso estratégico y medible, más allá de la simple implementación técnica.
Conclusión : La eficacia se demuestra, no se asume
Tener controles de seguridad no garantiza la protección de la información. Lo que realmente marca la diferencia es asegurar que esos controles sean eficaces, medibles y sostenibles. La ISO 27002 proporciona las herramientas necesarias para lograrlo, integrando el enfoque técnico, organizacional y humano que toda estrategia de seguridad requiere.
Contar con un(a) profesional certificado(a) en ISO 27002 es una ventaja clave para cualquier organización que desee transformar su inversión en seguridad en resultados reales y verificables.
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